Llego una tarde mas o menos por estas fechas, flaco, espantado, tímido y ávido de cariño. No quería comer; había que rogarle y practicamente perseguirlo con la comida en la mano: ni así.
Cuando intentábamos acariciarle se arrugaba sobre si mismo y se escondía. No aceptaba mimos, ni golosinas; salir a dar un paseo no era opción para el... apenas salia, casi furtivamente al jardín de nuestra (entonces) casa para ocuparse discretamente de lo que todo perro decente no hace en casa. Alguien por esos días le ofreció una salchicha, misma que pareció activar su mecanismo de apetito, porque de ahí en adelante se transformo en un comedor implacable: devoraba su alimento con ímpetu y siempre permanecía al acecho de cualquier comestible que, por descuido, terminara a su alcance. Se acostumbro primero a salir a voluntad por la ventana que daba al jardín, y después, con el cambio de casa, a la salida muy de mañana y al paseo nocturno donde como un lunático, yo le confiaba mis preocupaciones. Supo siempre ganarse la simpatía y los arrumacos de niños y visitantes, aun cuando era sorprendido en delitos flagrantes como dormir en camas de humanos, o aprovechar nuestra ausencia para reposar en un sillón. Con el tiempo, el apetito mejoro notablemente, tanto que llego a constituir una amenaza: así nos quedamos primero sin un pan de muerto y después sin una rosca de reyes. Soporto estoicamente la furia del ama de casa; el mal humor de los adolescentes y el entusiasmo de los pequeños, además de la constante melancolía del amo. En los últimos tiempos, ya viejo (11 años perro), se instalaba bajo algún mueble y permanecia ahí observando los avatares de la familia que el soporto en las buenas y en las peores. El gris y lluvioso medio día del 20 de mayo, desapareció sin dejar rastro, y tal vez sin tener conciencia de lo mucho que se le echara de menos por aquí, cuando los pequeños no tengan orejas que tironear y el amo no tenga al confidente noctambulo que, sin importar la hora, siempre me recibia en la puerta y me acompañaba hasta la cama.
Dennis, amigo querido; aun cuando no lees y menos aun eres un cibernauta, sean estas lineas un testimonio de gratitud y cariño enorme por estos 10 años de cálida compañía y lealtad a toda prueba. Ojala esta fuera una historia como las de las películas protagonizadas por canes que, después de perder toda esperanza, vuelven al lado de sus familias. Ojala en una de esas, te escuche rascando la puerta y estés de regreso, porque solo andabas de cusco o de, aquí bien aplicado, "pata de perro". Si no es así, entonces ojala, donde andes, recuerdes la mano que todas las noches solía darte zapecitos de cariño. Cuidate mucho amigo, y procura reencontrar el camino a casa... aquí el amo melancólico pide porque no pases fríos ni hambres; y si alguien se apropio de ti, que te quiera al menos la mitad de lo que yo te quiero... con eso estarás inundado de cariño.
Aqui encontraste calor, cariños y alimento... hoy, estas lagrimas, tambien son para ti.
Cuando intentábamos acariciarle se arrugaba sobre si mismo y se escondía. No aceptaba mimos, ni golosinas; salir a dar un paseo no era opción para el... apenas salia, casi furtivamente al jardín de nuestra (entonces) casa para ocuparse discretamente de lo que todo perro decente no hace en casa. Alguien por esos días le ofreció una salchicha, misma que pareció activar su mecanismo de apetito, porque de ahí en adelante se transformo en un comedor implacable: devoraba su alimento con ímpetu y siempre permanecía al acecho de cualquier comestible que, por descuido, terminara a su alcance. Se acostumbro primero a salir a voluntad por la ventana que daba al jardín, y después, con el cambio de casa, a la salida muy de mañana y al paseo nocturno donde como un lunático, yo le confiaba mis preocupaciones. Supo siempre ganarse la simpatía y los arrumacos de niños y visitantes, aun cuando era sorprendido en delitos flagrantes como dormir en camas de humanos, o aprovechar nuestra ausencia para reposar en un sillón. Con el tiempo, el apetito mejoro notablemente, tanto que llego a constituir una amenaza: así nos quedamos primero sin un pan de muerto y después sin una rosca de reyes. Soporto estoicamente la furia del ama de casa; el mal humor de los adolescentes y el entusiasmo de los pequeños, además de la constante melancolía del amo. En los últimos tiempos, ya viejo (11 años perro), se instalaba bajo algún mueble y permanecia ahí observando los avatares de la familia que el soporto en las buenas y en las peores. El gris y lluvioso medio día del 20 de mayo, desapareció sin dejar rastro, y tal vez sin tener conciencia de lo mucho que se le echara de menos por aquí, cuando los pequeños no tengan orejas que tironear y el amo no tenga al confidente noctambulo que, sin importar la hora, siempre me recibia en la puerta y me acompañaba hasta la cama.
Dennis, amigo querido; aun cuando no lees y menos aun eres un cibernauta, sean estas lineas un testimonio de gratitud y cariño enorme por estos 10 años de cálida compañía y lealtad a toda prueba. Ojala esta fuera una historia como las de las películas protagonizadas por canes que, después de perder toda esperanza, vuelven al lado de sus familias. Ojala en una de esas, te escuche rascando la puerta y estés de regreso, porque solo andabas de cusco o de, aquí bien aplicado, "pata de perro". Si no es así, entonces ojala, donde andes, recuerdes la mano que todas las noches solía darte zapecitos de cariño. Cuidate mucho amigo, y procura reencontrar el camino a casa... aquí el amo melancólico pide porque no pases fríos ni hambres; y si alguien se apropio de ti, que te quiera al menos la mitad de lo que yo te quiero... con eso estarás inundado de cariño.
Aqui encontraste calor, cariños y alimento... hoy, estas lagrimas, tambien son para ti.
2 comentarios:
CHALE.... porque separarte de un ser que te quiere incondicionalmente y que te es leal hasta su último aliento es de lo mas duro que hay en esta vida, aunque yo me pasaba de cariñosamente rudo con el buen amigo Dennis, se le va a extrañar.... me uno a ti en los deseos de que se encuentre bien, por lo menos en buenas manos y si no que regrese pronto sano y salvo al hogar donde se le quiere tanto....
FER
En hora buena... me adelanto a la oficialización de la noticia y celebro el regreso triunfal del ya no desaparecido compañero de paseo, Dennis, bienvenido de vuelta....
seguro te regresaron por tragón...
Y al dueño, vez como aquel que nos ayuda desde el cielo no te tiene tan abandonado.... gracias superman...
FER
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